Su tarjeta fue rechazada, fue la señal de que algo andaba mal. Después de pasarla tres veces en la caja del supermercado, con una fila enorme detrás, no hubo respuesta. Mario A. sintió vergüenza, coraje e incertidumbre. No puede ser posible, pensó.
No sabía qué hacer, se había quedado sin tarjeta de crédito y no tenía efectivo para pagar. Sus problemas apenas empezaban; se enteraría más tarde de que alguien, en algún lugar, había robado su identidad.
Cuando llamó al banco y después de muchas preguntas personales, la respuesta fue clara, intentaron hacer un pago fuerte y al no poder comprobar que era el titular, cancelamos la tarjeta, había sido clonada. Ahora debía convencerlos de que el titular, de hecho, era él mismo.
No es un caso aislado, la Condusef considera 140 mil posibles fraudes diarios y, entre septiembre de 2010 y julio de 2011, la Secretaría de Seguridad Pública registró casi seis mil denuncias por delitos cibernéticos.
Hay veces en que los ladrones alcanzan a retirar miles de pesos mediante plásticos clonados, a vaciar cuentas millonarias o a realizar transacciones relacionadas con otros actos criminales.
¿Qué seguía? Al igual que cuando un carterista te roba, hay que cancelarlo todo y hacerlo ya, no puedes dejarlo para después, alguien ahí afuera tiene tu licencia de conducir, tus tarjetas.
La clonación de tarjetas es sólo una de las muchas formas de robo de identidad que existen. De acuerdo con una encuesta realizada por la compañía de investigación IPSOS, nueve de cada diez mexicanos saben qué es el robo de identidad pero no cómo actuar.
Ahora que internet se extiende de forma rápida y las redes sociales tienen un número creciente de usuarios, se presentan nuevos peligros. Desde el acceso a la información personal, hasta la suplantación de la identidad en las redes o en negocios en línea.
Las amenazas a las que las personas se enfrentan a diario incluyen el Phishing, el Malware y los Crackers. Ninguna poco importante.
El Phishing se refiere a la recopilación de información confidencial de forma fraudulenta, sean contraseñas, números de tarjeta u otros datos personales, con intenciones negativas. Se puede hacer a través de sitios web falsos (por ejemplo, de bancos), correos electrónicos e incluso vía telefónica.
El Malware es software diseñado para causar daños y engloba virus, gusanos, troyanos, adware y spyware.
Los más comunes y más graves son los troyanos, un malware que permite el acceso remoto a una computadora sin el consentimiento del usuario. Los virus y gusanos, programas que se reproducen, infectan y pueden llegar a borrar datos de un equipo. El adware y el spyware recogen información del propietario (sitios visitados, etc.) y despliegan publicidad no deseada.
Existen exploradores de internet, como Mozilla Firefox, y páginas web que han reforzado su seguridad en beneficio de los clientes. No obstante se deben tomar ciertas precauciones como:
– No proporcionar datos importantes por teléfono.
– No escribir contraseñas en sitios desconocidos o inseguros.
– No compartir información confidencial en correos electrónicos.
– Investigar las medidas de seguridad antes de hacer transacciones en línea.
– Ante cualquier duda, ponerse en contacto con la institución financiera, el proveedor de correo o red social.
Fuente: El Universal