En esta era de delincuentes informáticos, la solidez de las palabras claves es fundamental.
La semana pasada tuvieron mucho eco en los medios las ‘hackeadas’ de las cuentas de Facebook del presidente Santos y la de Twitter del ex presidente Álvaro Uribe. La palabra ‘hackear’ ya se popularizó para describir toda invasión de una cuenta de correo, de Facebook o de Twitter, por lo que es oportuno explicar qué pudo haber pasado para que ocurrieran estos hechos.
Todo se enmarca en que es la seguridad informática, en este caso la personal. A los afectados les adivinaron la palabra clave de su cuenta de correo o de Twitter, para enviar mensajes y hacer creer a los destinatarios que vienen del dueño de la cuenta y no de un tercero.
La laxitud con la que se establece una palabra clave es la razón principal para que se cause esta violación. Una buena clave, difícil de descubrir, debe tener letras mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales, como el punto, el signo de exclamación o de interrogación y otros, y debe formarse con mínimo 10 caracteres.
¡Qué pereza! ¡Siempre se me olvida y cómo diablos la voy a recordar si es tan complicada!, dirán muchos. Pues bien, si no lo hacen y su perfil es alto, se exponen a sufrir el secuestro de su cuenta de correo o de su sitio personal en Facebook, Linked o Twitter. En esta era de delincuentes informáticos, la solidez de las palabras claves es fundamental.
Un hacker experimentado descubrirá muy fácilmente las palabras claves básicas, como el nombre de la mascota, del equipo de fútbol preferido o de la novia o novio. Estamos en un mundo totalmente informático en el que los ciberdelincuentes o hackers siempre estarán al acecho. Por esta razón tenemos que ser conscientes de que la seguridad informática personal es la única herramienta con la que nos podemos defender de ellos. Creen claves sólidas, así les genere pereza, nunca la anoten ni la compartan y no se dejen manipular de terceros con técnicas de ingeniería social, que lo único que buscan es obtener información que les permita hacer ciberdelitos con sus cuentas personales.
Fuente: El Tiempo