BERTA LÓPEZ
Uno de cada diez adolescentes podría ser víctima de ciberacoso, según los datos que se desprenden de una serie de estudios realizados en centros de Secundaria de toda la región por el Departamento de Psicología de las Facultades de Ciencias de la Educación y Trabajo Social de la UCLM en Cuenca.
Según explican los directores de los trabajos, Santiago Yubero y Elisa Larrañaga —quienes cuentan además con la colaboración del profesor de la Universidad de Londres Peter Smith en sus investigaciones— los datos obtenidos “reflejan que en Europa, un 10% de los adolescentes sufre alguna situación de acoso a través del móvil o Internet”. Los datos de la investigación, que son extrapolables a Cuenca, confirman además que “aunque los datos están un poco por debajo de la media nacional española, un 2% de los chicos y chicas sufren acoso tradicional”.
Para analizar la situación y las consecuencias derivadas de la misma, primero hay que definir qué es acoso o bullying y qué es ciberbullying. Así, si el primero “es la agresión reiterada entre compañeros en la escuela, en la que suele darse una situación de poder asimétrico en la que la víctima no posee una red de apoyo para poder escapar de su sufrimiento”, las nuevas tecnologías “han transformado estas conductas agresivas, desplazándolas a Internet”.
Influencia de la tecnología
Para Peter Smith, el cambio en los comportamientos acosadores y su viraje hacia las redes sociales, los móviles e internet, se produjo hace alrededor de una década. De todos modos, considera que “no es fácil definir hasta qué punto la tecnología afecta al cambio en los comportamientos acosadores de los chicos”.
Smith puntualiza no obstante que “hace cinco años los estudios analizaban el ciberbullying a través de los mensajes de texto y los emails, que eran los principales tipos. Pero ahora se hace más a través de las salas de chat, messenger o redes sociales. Y además, ahora hay móviles con acceso a Internet, de modo que es más complicado establecer una definición, tipos separados y hacer mediciones”.
Perfil del acosador y la víctima
En cuanto a los perfiles, los casos de acoso tradicional comienzan alrededor de los siete años y se dan más hacia chicos, mientras que el ciberacoso se inicia entre los 11 y los 15 años, cuenta Smith, y afecta más a las chicas.
La percepción que las víctimas tienen hacia ambos es también diferente según el género. Y es que, mientras que para ellos es más humillante y peor recibir violencia física, para ellas es mucho más terrible ser acosadas a través de la red. En lo que sí se ponen de acuerdo, según Smith, es en considerar la difusión de imágenes vergonzosas de la víctima como el peor tipo de ciberacoso.
Fuente: EL DIAdigital.es