El Bitcoin es, de lejos, la criptomoneda más popular de todas, y el pasado 2017 fue para él un año marcado por los records. Su precio llegó a tocar los 20 mil dólares por unidad, aplastando aquellos pronósticos que decían que se iba a derrumbar, y también, dejando atrás a los más optimistas que colocaban los 5 mil dólares como cifra máxima para su cotización.
Sin embargo, la opinión que se tiene sobre el Bitcoin es bastante dispar en el mundo de los inversionistas. Tal es el caso de Glenn Hutchins, un inversor del área tecnológica que opina que el precio del Bitcoin no es más que una distracción y que lo verdaderamente importante de él son las empresas que están a su alrededor. «La gente debería estar interesada en las compañías, no en el bitcoin en sí. El bitcoin podría ser el ganador, pero también hundirse», comentó Hutchins en una entrevista al Financial Times.
Glenn Hutchins es una de las personas más conocidas que se ha atrevido a invertir en el mundo de las criptomonedas. Es cofundador de Silver Lake Partners, un grupo de capital riesgo centrado en el sector tecnológico, y aunque ha invertido aproximadamente 5 millones de dólares en empresas del sector de las criptomonedas, y planea invertir más, reconoce no haber comprado ni un Bitcoin, y cree que el precio del mismo ha hecho que la gente no le preste atención a cosas más importantes que están pasando a su alrededor, además, cree que “El bitcoin podría ser el ganador, pero también hundirse».
Hutchins además es miembro de los consejos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, de la Institución Brookings, del Club Económico de New York, del Centro para el Progreso Americano, del Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU, de AT&T y fue asesor de Bill Clinton.
Este inversor comenta que el ecosistema de estas monedas electrónicas puede facilitar las transacciones financieras, tanto por la forma en la que se transmiten los datos como por su costo:
«Es una gran oportunidad porque las dos cosas más importantes son la información comercial y el valor. Ahora podemos transmitir información por todo el mundo a la velocidad de la luz sin coste alguno. ¿Por qué no podremos hacer eso con el valor en el futuro?».