Los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.
En la era tecnológica que vivimos nuestros datos digitales están expuestos, incluso cuando somos precavidos en el uso de computadoras, teléfonos inteligentes y redes sociales. Un simple “like” en una publicación puede ser rastreado para con el tiempo y la recurrencia, determinar nuestro comportamiento en línea y, por ende, nuestros gustos, hábitos, tendencias políticas e incluso nuestro perfil psicológico.
A pesar de acceder a redes sociales voluntariamente, es literalmente imposible que nuestros datos personales queden a disposición de manos inescrupulosas, por cuanto la tecnología es hoy en día imprescindible. Por lo tanto, hay quienes aseveran que la privacidad en la era digital no existe.

En la era digital nuestros datos están expuestos
Casos emblemáticos en los últimos tiempos han puesto en tela de juicio el uso que poderosas compañías hacen de nuestros datos, que inocentemente entregamos a diario o que incluso toman y utilizan sin haberlas entregado. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 12, en relación con la privacidad:
“Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su correspondencia, ni de ataques a su honra o su reputación”.

Los menores de edad deben ser educados en el uso seguro de internet y plataformas digitales
Sin embargo y a fin de enfrentar los retos que supone la materia en la era digital, numerosas organizaciones se han pronunciado al respecto, a fin de poner a resguardo la privacidad. La Organización de Naciones Unidas (ONU), en Asamblea General del 31 de octubre del 2016, «exhorta a los Estados a respetar y proteger el derecho a la privacidad, incluso en el contexto de las comunicaciones digitales».
Por su parte, Amnistía Internacional reconoce el reto que supone preservar el derecho humano a la privacidad, aludiendo incluso el peligro al que se exponen los menores de edad que, sin lugar a dudas, deben hacer uso de la tecnología bajo supervisión de adultos y deben también ser educados para hacer uso seguro de internet y plataformas digitales.