«Nuestros barcos hundieron vuestras naves espaciales»: así se vanagloriaba el grupo de hackers LulzSec tras un ataque a la plataforma del juego de ciencia-ficción Eve Online.
Estos hackers actuaban, según decían, «just for the lulz», es decir, «por puro gusto» o para demostrar a los atacados que su defensa era insuficiente.
Otros tienen una agenda política, muchos persiguen fines criminales y algunos penetran en sistemas ajenos de computación por encargo de algún Estado.En todo caso, el concepto «hacker» tiene muchas facetas. El significado original, de escribir rápidamente un par de líneas de software para solucionar un problema, está aún en el espíritu del proyecto «Random Hacks of Kindness» (RHOK), cuyos miembros desarrollan programas con una buena finalidad.
«Creo que, en cierto sentido, éste fue el año del hacker», dijo a DPA Constanze Kurz, portavoz del Chaos Computer Clubs (CCC). «Las manifestaciones que vemos en el espacio real de la calle se han trasladado a la web, con una nueva dimensión».
El CCC analizó un malware con fines estatales, desatando con ello en el mes de octubre un violento debate: ese software dañino con el nombre de «Ozapftis», la palabra clave de la fiesta de la cerveza en Munich, desató la pregunta de hasta qué punto investigadores del software pueden penetrar en computadoras ajenas para vigilar sus comunicaciones.
Previamente, autoridades y empresas fueron puestos bajo la luz pública por «hacktivistas» del grupo Anonymous. «Hacktivismo», según un escritor online con el nombre de «metac0m», es «la fusión de ‘hacking’ y ‘activismo’, de política y tecnología». «Creo que el 2011 no fue el año más activo, sino el año más visible de los hacktivistas», señaló Stephan Urbach, del grupo internacional Telecomix.
«Nos referimos con orgullo a aquello que hemos logrado. Hey, somos eh las nuevas estrellas del rock, y ya era tiempo de que la gente lo supiera», aseguró. Los militantes de Telecomix ayudaron a la oposición siria a eludir el sistema de censura del régimen para que, «gracias al trabajo de algunos activistas, las personas se pudieran comunicar libremente y sin ser observados».
El grupo Anonymous se basa «en una sólida ética antijerárquica que no pretende crear privilegiados, y sus acciones están abiertas para todos los que quieran colaborar», declaró la catedrática de la Universiad de Nueva York Gabriella Coleman en un artículo en la revista «Public Culture».
A estos hackers los mueven convencimientos liberales básicos como la libertad de opinión e información y, más allá, «la excitación de entrar en una computadora (a veces llamado hurgar), en lo que el sobrepasar fronteras se justifica como aprender y explorar». «Hay un creciente grupo de fans de este movimiento que desean manifestarle públicamente su apoyo», indicó Edy Willems, experto en seguridad de la firma alemana fabricante de software Gdata.
Y no se trata aquí sólo de fanáticos de la informática, sino de personas de todos los grupos de la población en busca de nuevas motivaciones. De allí se desprende que «muchas cosas que emprenden los hacktivistas sean simplemente ilegales». El ataque de una página web mediante un Ddos (denegación distribuida de servicio) es también discutido en la escena informática.
Se trata del bombardeo simultáneo de una página web con miles de peticiones de datos, de manera que acabe saturándose y no pueda contestar. «Aquí se ‘ddosea’ una página al azar, allá se ataca otra desde la red con herramientas prefabricadas, para cuyo uso no se precisa de conocimientos especiales sino la voluntad de hacer algo ilegal. Y luego se informa en la prensa que los Anónimos han atacado una página web – pero en realidad nadie sabe por qué. Esto es pura mala comunicación», criticó Urbach.
Peter Kruse, psicólogo e investigador de opinión pública de la universidad de Bremen, ve en los hackers un placer de trastornar procesos que funcionan y lo juzga comprensible: «Quien carezca de este placer, se ha vuelto viejo». Internet, con sus propiedades de «máxima densidad de conectividad y elevada actividad espontánea», puede movilizar rápidamente cualquier tema.
«Puedo poner las cosas en un alto nivel de atención, puedo molestar e incluso destruir. Pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que yo pueda fabricar un proceso de construcción fecundo», dijo Kruse a dpa. Así lo señalan los acontecimientos en Egipto, que demuestran que se puede movilizar rápidamente a una masa. Pero la construcción de complejos procesos sociales es mucho más difícil: «Puedo derrocar a un dictador, pero la elaboración de una nueva Constitución es algo completamente diferente».
Para el experto en seguridad Willems, también 2011 fue «el año del hacker». En Alemania hubo más de 100 millones de casos de problemas de seguridad en operaciones bancarias online, y «hace un año tuvimos sólo un quinto de esa cifra». Y en 2012 seguirán los ataques desde todos los ángulos.
A los expertos en seguridad informática les preocupa especialmente la tendencia al desarrollo de programas malignos hechos a la medida, que sólo permanecen activos uno o dos días y suelen permanecer ignorados, no detectados por ningún antivirus. El número de programas malware para aparatos móviles habría aumentado este año en un 800 por ciento, según estima Willems. «Con una proporción de 0,1 por ciento, esto es bastante previsible», afirmó el experto. «Pero este enorme aumento dice que algo está en movimiento».
Fuente: El Comercio