Antes de convertirse en icono de la resistencia global, Julian Assange formó parte de los Subversivos Internacionales, considerados los primeros piratas informáticos
La vida de Julian Assange esconde un buen guión de Hollywood. Bien lo sabe Steven Spielberg, cuya productora, DreamWorks, ha comprado los derechos de dos libros que cuentan la historia del fundador de Wikileaks.
Antes de convertirse en enemigo público número uno, Assange era un niño superdotado, errante y sin raíces. En una entrevista en el New Yorker, cuenta que estudió en 30 escuelas diferentes y seis universidades.
Su madre, artista y activista política, dejó su Queensland natal a los 17 años después de vender todas sus pinturas y comprarse una moto para recorrer Australia. En Sydney, Christine conoció al padre de Julian en una manifestación contra la guerra de Vietnam. Un año después del nacimiento se separaron y madre e hijo iniciaron una vida sin rumbo en la que conocieron el movimiento contracultural australiano, la trashumancia del mundo teatral y las miserias de una secta new age llamada Santiniketan Park Association, de la que tuvieron que huir.
A los 15 años, el joven Assange ya había vivido en una docena de lugares distintos. Su incapacidad por hacer amigos de larga duración le llevó a refugiarse en el mundo de los primeros ordenadores. Su madre le compró una computadora Commodore 64 en 1987 cuando todavía no existían las páginas web. Conectado a un prehistórico módem, Assange inició su particular viaje por la red.
El primer pirata informático
Pronto comenzó a interesarse en la encriptación computacional y la seguridad informática. Se unió a un grupo denominado International Subversives, considerados los primeros piratas informáticos y germen de lo que ahora es Wikileaks.
Entre sus gestas, este grupo de adolescentes australianos logró introducir un virus -llamado WANK (Worms Against Nuclear Killers)- en el sistema informático de la NASA. Assange y los suyos consiguieron evitar el despegue de la sonda Galileo en dirección a Júpiter, susceptible de provocar una crisis radiactiva.
El Assange adolescente ya investigaba cómo la tecnología podía usarse para difundir información confidencial al máximo número de personas. Consideraba que todo el mundo tenía derecho a conocer «las miserias del poder». Así, consiguió introducirse en el Pentágono, la Agencia de Seguridad Nacional y en las cuentas de las grandes multinacionales.
Considerado el más hábil espía digital del país, la policía australiana lo detuvo a los 20 años, acusándole de 24 cargos. Assange reconoció los delitos y salió en libertad tras pagar una fianza de sólo 2.100 dólares. Pero no renunció a su propósito de desenmascarar a los más poderosos.
En una reciente entrevista, Assange reitera su advertencia a los gobiernos de todo el mundo: «Pueden encarcelarme, pero el pueblo siempre irá por delante del poder. La única manera de esconder un secreto es no tenerlo».
Una infancia huyendo de una secta
Julian Assange concede pocas entrevistas y suele negarse a hablar sobre su infancia. En una reciente entrevista en el New Yorker, sin embargo, reconoció que su madre, Christine, se casó en 1979 con un músico «problemático» cuando él tenía sólo ocho años. Assange le describe en la entrevista como un «auténtico psicópata».
El músico en cuestión pertenecía a la secta Santiniketan Park Association, dirigida por una mujer llamada Anne Hamilton-Byrne, que enseñaba yoga espiritual. Este grupo se hizo famoso en los setenta por secuestrar recién nacidos, cambiarles el nombre y educarlos como si Hamilton-Byrne fuera su madre. Los niños tenían que tener todos el pelo rubio.
La secta, a la que pertenecían algunos médicos, también fue famosa por haber sometido a enfermos mentales a dosis de LSD y electroterapia.
Tras conocer estos hechos, la madre de Assange decidió escapar de la secta. Durante cinco años, Julian y ella vivieron en la clandestinidad, cambiando permanentemente de casa para no ser encontrados.
La entrevista
La periodista y activista Suelette Dreyfuss es una de las personas que mejor conoce a Julian Assange. Durante tres años escribieron conjuntamente en los noventa el libro Underground, un relato sobre los primeros piratas informáticos en Australia.
¿Cómo era Julian Assange antes de fundar Wikileaks?
Era un joven extremadamente inteligente y curioso. A los 20 años ya estaba obsesionado con la idea de la Justicia y tenía la firme voluntad de descubrir la verdad. Por aquel entonces ya investigaba cómo la tecnología podía usarse para propagar información.
¿Quiénes eran los Subversivos Internacionales?
La semilla de lo que ahora es Wikileaks. Era un grupo formado por adolescentes, entre los que se encontraba Assange, que a finales de los ochenta empezaron a jugar con los ordenadores y a destapar información secreta a través de la red.
¿Assange y sus amigos ya querían cambiar el mundo?
Muchos hackers comenzaron a entrar en los sistemas por diversión, pero a medida que veían cómo funcionaba el poder desde dentro se empezaron a politizar. Estos jóvenes tenían acceso a correos e informes confidenciales y descubrieron que lo que se explicaba a la población no era toda la verdad. Allí es donde se rebelaron contra las injusticias y mentiras del poder y empezaron a actuar en consecuencia.
¿Qué influencias políticas tenía este grupo?
No seguían la lógica de los partidos ni se consideraban de izquierdas o de derechas. Su pensamiento, a esa edad, estaba muy influenciado por el riesgo de una guerra nuclear. Creían, como la mayoría, que la amenaza era inminente.
¿Qué legado nos han dejado estos primeros ‘hackers’?
Fueron los pioneros del ciberactivismo, creando un movimiento transversal que ha derivado en la indignación y la desobediencia civil de hoy en día en medio mundo.
Seix Barral recupera ahora el libro. ¿Qué encontraremos?
Además de apasionantes historias de hackers, la edición española tiene un capítulo especial en el que se detalla por primera vez el asesinato del cámara muerto en Irak José Couso.
El libro: ‘Underground’
Publicado en 1997 por Assange y la periodista Suelette Dreyfus, este libro de culto para los ‘hackers’ relata los orígenes del ciberactivismo en los ochenta y cómo un grupo de jóvenes con inquietudes políticas llegó a infiltrarse en los sistemas de la NASA y del Ejército de EE_UU.
Fuente: ADN