El Tribunal Supremo griego decidió hoy extraditar a Francia al ruso Alexander Vinnik, acusado de implicación en la difusión en ese país del «ransomware» Locky y reclamado también por Estados Unidos y Rusia.
El Supremo dio con ello una nueva vuelta de tuerca a una pugna judicial sobre el lugar al que debe ser extraditado el ruso.
En septiembre, el mismo tribunal había decidido su extradición a Rusia por fraude fiscal y hace un año había dictaminado su extradición a Estados Unidos, donde se le acusa de llevar a cabo una multimillonaria operación de blanqueo de dinero con la moneda digital de intercambio bitcoin.
La detención de Vinnik provocó un rompecabezas sin precedente a las autoridades helenas pues, según filtraciones de fuentes diplomáticas al periódico Kathimerini, en los meses que siguieron a la detención de Vinnik, los diplomáticos estadounidenses y rusos, en todos sus contactos con sus homólogos griegos, pedían con insistencia su extradición a su respectivo país.
El dictamen puede resolver este nudo gordiano pues, según declaró el catedrático de Derecho Penal Lambros Margaritisa a Kathimerini,, Francia pide su extradición con un mandato de arresto europeo, cuya ejecución es automática, una vez que se ha pronunciado la Justicia.
Los mandatos internacionales emitidos por países terceros, por el contrario, necesitan, en última instancia, una decisión del ministro de Justicia.
Desde el 26 de noviembre, Vinnik, de 39 años, está en huelga de hambre en la cárcel de Salónica, en la que se encuentra en prisión preventiva desde julio de 2017, tras ser detenido en un hotel en el norte del país, donde estaba de vacaciones con su familia.
Su detención se produjo a petición de Estados Unidos, que lo reclama como presunto cerebro de una organización criminal que llevó a cabo una operación de blanqueo de dinero por valor de más de 4.000 millones de dólares a través de transacciones con bitcoin.
Vinnik es sospechoso de dirigir una organización criminal que posee, opera y administra la plataforma BTC-e,«uno de los mayores sitios web de cibercrimen en el mundo», según las autoridades estadounidenses.
La Justicia estadounidense le acusa, además, de robo de identidad, facilitar el tráfico de drogas y otras actividades delictivas, mientras que afirman que BTC-e es conocida por su actividad criminal y su implicación en numerosos casos de «ransomware», ataques con programas informáticos que restringen el acceso a un ordenador y exigen un rescate a cambio del desbloqueo.
Inmediatamente después de su detención, Vinnik fue reclamado asimismo por Rusia, como presunto autor de fraude por un valor de 15.000 euros.